domingo, 18 de marzo de 2018

MARIO BELLATIN O LA ESTÉTICA DE LO GROTESCO

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El mundo parece más normal cuando se regresa de Mario Bellatin. Autor experimental cuya obra suele ser tildada de “rara”, “excéntrica” o “bizarra”. El editor Jorge Herralde lo calificó el más raro entre los raros. Sus novelas (más de 40 hasta la fecha) están pobladas de personajes extraños, deformes, marginales o monstruosos que deambulan por escenarios sombríos, claustrofóbicos, opresivos. Todas sus novelas, la mayoría breves, especulan una realidad deformada, y presentan escenarios sin asideros cronológicos ni geográficos (o de remotas latitudes) en los que la lógica es suplantada por una estética de lo grotesco.
Temas como el dolor, la deformidad y una intertextualidad apócrifa, se frecuentan con obstinación. Además, el propio Bellatin, o un avatar suyo, suele aparecer como personaje o como narrador de sus propias fantasmagorías autoficcionales. Si lees a Bellatin te das cuenta de que nadie escribe como él. Ser un raro significa en ocasiones estar solo, ser un eremita, esconder con inteligencia a tus precursores. De hecho, Bellatin ha afirmado que sus influencias no son solo literarias, sino también artísticas, cinematográficas. ¿De dónde viene la literatura de Mario Bellatin? Imaginemos que Satán ha sido agraciado con la prosa de Dios, algo así.
En novelas como Disecado se puede “disfrutar” de ese reino oscuro y extraño que caracteriza su narrativa. Espectral, absurda y delirante. Tétrica y fascinante, recrea un mundo turbador del que resulta difícil huir. Su escritura es adictiva, funciona como un mantra. Textos concisos, casi desnudos, que apelan a una estética del vacío. Los libros de Bellatin son las piezas de un Frankenstein-enciclopedia, la guía de viajes a un inframundo desolado y angustioso que el autor mexicano ha elaborado con minuciosidad. Viajar a la obra de Bellatin supone un viaje sin retorno.

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