PUBLICADO ORIGINALMENTE EN LA OPINIÓN DE MURCIA 22-82016
Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977) es uno de los escritores de cuentos más prolíficos de nuestra lengua. A pesar de su relativa juventud ya cuenta en su haber varios volúmenes de ficciones breves, además de poemarios y novelas.
Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977) es uno de los escritores de cuentos más prolíficos de nuestra lengua. A pesar de su relativa juventud ya cuenta en su haber varios volúmenes de ficciones breves, además de poemarios y novelas.
En Hacerse el muerto, título que es en sí mismo una metáfora de estar
en el mundo, se reúnen, varias piezas de distintas densidades y longitudes.
Desde el típico microrrelato de pocas líneas al clásico cuento breve de varias
páginas. Los temas son varios pero el tratamiento sagaz, libérrimo e irónico
los traba. L a muerte está presente, pero estilizada con la ironía, es decir,
con esa poética de falsa superficialidad que acaba por calar incluso más
hondo. El suicidio frustrado, la broma
en un fusilamiento. La muerte atendida
como episodio lúdico, intento de desacralización: ‘Sobrevivo a mí mismo. Me deshago de la muerte jugando.’ Así acaba
uno de los relatos. También hay espacio en estas tramas desenfadadas para la
ternura, la fotografía cálida de la madre, el recuerdo íntimo y por lo tanto
desfigurado de la niñez, de la amistad, lo cotidiano, la pérdida.
Neuman aúna experimentalismo y
riesgo con vocación de contar historias. En el equilibrio de estos dos
hemisferios de la narrativa –vanguardia y tradición- reside parte de su credibilidad verbal. Por ejemplo en Policía cubista observamos un afinado tacto y una gran capacidad
para hacer de una idea ingeniosa una composición, en este caso cubista, que nos
recuerda los Ejercicios de estilo de Queneau.
La enumeración de mensajes de un tablero
de anuncios en Vidas instantáneas, ejemplo de relato-experimento en el que
mediante ironía y reformulación de la narratividad disecciona al individuo
moderno en su hábitat: la sociedad de consumo, en la que las relaciones se resignifican mediante la ley de
oferta y demanda.
Mordaz diálogo hiperculturizado y
rídiculo –Bésame, Platón- que sirve
de parodia doméstica en la que reflotan nuestras manías, nuestras diferencias.
También Neuman construye una
desaforada utopía en Fahrenheit.com en la que la cultura sufre un
colapso y debe reinventarse. En definitiva este último ejemplo puede servir
como metáfora de toda esta antología. Porque Neuman rescribe desde los códigos
de la ironía y la hipérbole el cuento actual. Lo hace reventar desde dentro,
aprovechando todos y cada uno de los mecanismos que este le proporciona.
Pulveriza los tópicos. Con voz de poeta,
mucha intuición y gran capacidad para domeñar el lenguaje, el autor hispano-argentino reconstruye la minificción
y le imprime su propio sello de identidad. Se hace el muerto, esa es la gran ironía, la
tragedia del gran escritor, pero resulta estar vivo. Muy vivo.
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