lunes, 22 de agosto de 2016

EL SHOW DE SAMSA. HACERSE EL MUERTO, DE ANDRÉS NEUMAN


PUBLICADO ORIGINALMENTE EN LA OPINIÓN DE MURCIA 22-82016


Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977) es uno de los escritores de cuentos más prolíficos de nuestra lengua. A pesar de su relativa juventud ya cuenta en su haber  varios volúmenes de ficciones breves, además de poemarios y novelas.
En Hacerse el muerto, título que es en sí mismo una metáfora de estar en el mundo, se reúnen, varias piezas de distintas densidades y longitudes. Desde el típico microrrelato de pocas líneas al clásico cuento breve de varias páginas. Los temas son varios pero el tratamiento sagaz, libérrimo e irónico los traba. L a muerte está presente, pero estilizada con la ironía, es decir, con esa poética de falsa superficialidad que acaba por calar incluso más hondo.  El suicidio frustrado, la broma en un fusilamiento. La muerte  atendida como episodio lúdico, intento de desacralización: ‘Sobrevivo a mí mismo. Me deshago de la muerte jugando.’ Así acaba uno de los relatos. También hay espacio en estas tramas desenfadadas para la ternura, la fotografía cálida de la madre, el recuerdo íntimo y por lo tanto desfigurado de la niñez, de la amistad, lo cotidiano, la pérdida.
Neuman aúna experimentalismo y riesgo con vocación de contar historias. En el equilibrio de estos dos hemisferios de la narrativa –vanguardia y tradición- reside parte de su credibilidad  verbal. Por ejemplo en Policía cubista observamos un afinado tacto y una gran capacidad para hacer de una idea ingeniosa una composición, en este caso cubista, que nos recuerda los Ejercicios de estilo de Queneau. La enumeración de mensajes de  un tablero de anuncios en Vidas instantáneas, ejemplo de relato-experimento en el que mediante ironía y reformulación de la narratividad disecciona al individuo moderno en su hábitat: la sociedad de consumo, en la que las relaciones  se resignifican mediante la ley de oferta  y demanda.
Mordaz diálogo hiperculturizado y rídiculo –Bésame, Platón- que sirve de parodia doméstica en la que reflotan nuestras manías, nuestras diferencias.

También Neuman construye una desaforada utopía en Fahrenheit.com             en la que la cultura sufre un colapso y debe reinventarse. En definitiva este último ejemplo puede servir como metáfora de toda esta antología. Porque Neuman rescribe desde los códigos de la ironía y la hipérbole el cuento actual. Lo hace reventar desde dentro, aprovechando todos y cada uno de los mecanismos que este le proporciona. Pulveriza los tópicos.  Con voz de poeta, mucha intuición y gran capacidad para domeñar el lenguaje, el autor  hispano-argentino reconstruye la minificción y le imprime su propio sello de identidad.  Se hace el muerto, esa es la gran ironía, la tragedia del gran escritor, pero resulta estar vivo. Muy vivo.

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