Ahora que es el centenario de la muerte de Cervantes,
pensamos en Don Quijote e
inmediatamente aparece a su lado la rechoncha figura de su ayudante Sancho. Si
lo pensamos bien, todos los grandes mitos de la literatura disponen de un fiel
ayudante, un actor secundario que le asiste en sus menesteres: Drácula tenía a
Renfield, aquel demente comedor de insectos que percibía la presencia de su amo
desde el calabazo de un manicomio. Fausto tuvo a Mefistófeles, demonio-auxiliar
que le procuró todos sus deseos a cambio de su alma; y Robinson Crusoe fue
asistido por Viernes.
Hay otros. Hamlet fue ayudado por su amigo y confidente
Horacio. Próspero de La Tempestad, también
de Shakespeare, fue aquel desheredado y
solitario habitante de una isla; estaba acompañado por el salvaje Calibán -una
especie de ser deshumanizado que encarnaba la abyección, la fuerza primaria y
lo más puro y bruto de la naturaleza-, además del espíritu Ariel. Sin salir de
Shakespeare no se puede olvidar al paradigmático Falstaff, compañero
pendenciero y cobarde que acompañaba al joven aspirante a rey Enrique IV.
Además, es quizá el único personaje que Shakespeare reutilizó en diversas
piezas dramáticas.
La lista de ayudantes sería larga. Si piensas en Batman
aparece Robin, etc. La figura del ayudante es como una sombra que crece junto
al héroe. Si pensamos en un laboratorio y en un científico loco, la imagen
siguiente que completa el retablo es la de un ayudante. Igor, el jorobado, un
pequeño y fiel ayudante prototípico que popularizó el cine, sobre todo a partir
de las películas que el monstruo de Frankenstein protagonizó en los años
30. ¿Qué sería de un doctor loco sin su
feo e incondicional ayudante?
Sin embargo, España ha sido capaz de engendrar ayudantes que
son protagonistas principales, segundones con el carisma de héroes en sí
mismos: El Lazarillo, ese pícaro que
se vale de su condición de ser marginal para sobrevivir en un mundo complicado.
Y la Celestina, la trotaconventos arquetípica que perfiló Fernando de Rojas, y
que representa a esa señora mayor que sirve de ayudante a parejas, la alcahueta
de solteros en busca de redimir su amor.
PUBLICADO EN LA OPINIÓN DE MURCIA, 1 AGOSTO DE 2016
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