lunes, 1 de agosto de 2016

EL SHOW DE SAMSA. DE HÉROES Y ACTORES SECUNDARIOS



Ahora que es el centenario de la muerte de Cervantes, pensamos en Don Quijote e inmediatamente aparece a su lado la rechoncha figura de su ayudante Sancho. Si lo pensamos bien, todos los grandes mitos de la literatura disponen de un fiel ayudante, un actor secundario que le asiste en sus menesteres: Drácula tenía a Renfield, aquel demente comedor de insectos que percibía la presencia de su amo desde el calabazo de un manicomio. Fausto tuvo a Mefistófeles, demonio-auxiliar que le procuró todos sus deseos a cambio de su alma; y Robinson Crusoe fue asistido por Viernes.
Hay otros. Hamlet fue ayudado por su amigo y confidente Horacio. Próspero de La Tempestad, también de Shakespeare,  fue aquel desheredado y solitario habitante de una isla; estaba acompañado por el salvaje Calibán -una especie de ser deshumanizado que encarnaba la abyección, la fuerza primaria y lo más puro y bruto de la naturaleza-, además del espíritu Ariel. Sin salir de Shakespeare no se puede olvidar al paradigmático Falstaff, compañero pendenciero y cobarde que acompañaba al joven aspirante a rey Enrique IV. Además, es quizá el único personaje que Shakespeare reutilizó en diversas piezas dramáticas.
Resultado de imagen de cientifico loco e igorLa lista de ayudantes sería larga. Si piensas en Batman aparece Robin, etc. La figura del ayudante es como una sombra que crece junto al héroe. Si pensamos en un laboratorio y en un científico loco, la imagen siguiente que completa el retablo es la de un ayudante. Igor, el jorobado, un pequeño y fiel ayudante prototípico que popularizó el cine, sobre todo a partir de las películas que el monstruo de Frankenstein protagonizó en los años 30.  ¿Qué sería de un doctor loco sin su feo e incondicional ayudante?
Sin embargo, España ha sido capaz de engendrar ayudantes que son protagonistas principales, segundones con el carisma de héroes en sí mismos: El Lazarillo, ese pícaro que se vale de su condición de ser marginal para sobrevivir en un mundo complicado. Y la Celestina, la trotaconventos arquetípica que perfiló Fernando de Rojas, y que representa a esa señora mayor que sirve de ayudante a parejas, la alcahueta de solteros en busca de redimir su amor.
PUBLICADO EN LA OPINIÓN DE MURCIA, 1 AGOSTO DE 2016


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