lunes, 20 de julio de 2015

UNA ODISEA HÚNGARA, DESQUICIADA Y EXTRAÑA, SEGÚN KRASZNAHORKAI

GUERRA Y GUERRA
LÁSZLÓ KRASZNAHORKAI
EDITORIAL ACANTILADO, 2009


Toda lectura constituye un acto propio de recreación literaria, de vuelta a construir el texto. El libro deja de ser una ilusión objetual para formar parte de la experiencia mental del lector. Hay libros que pasan más o menos desapercibidos, pero hay otros que se adueñan de uno de un modo obsesivo y delirante. La vivencia lectora (o literaria, estética, psicológica) deja de ser un mero juego intelectual para convertirse en una dialéctica de significados, voces y diálogos interiores de gran intensidad.
El autor. Foto de Lenke Szilágyi.
Esto le sucederá al lector de Guerra y guerra, una novela del húngaro László Krasznahorkai, que fue publicada en España en 2009, diez años después de que viera la luz en su lengua y país originales.
En tercera persona se nos cuenta la historia de un húngaro algo extraño que parece tener una visión distorsionada de la realidad, que trabajaba en un archivo en una ciudad cerca de Budapest. Korin, el protagonista, encuentra un raro documento, un texto que le obsesiona, que le induce a vender todas sus pertenencias, quemar las naves y partir destino al centro del mundo (Nueva York) con un solo propósito: publicar  el manuscrito en la Red, (el lugar inmortal), y poner punto final a su vida.

A lo largo de la novela, se alternarán los acontecimientos y peripecias de este singular personaje, extraviado y desnortado, con pasajes del manuscrito que le obsesiona. Un texto extraño en el que cuatro personajes muy peculiares viajan por países y épocas en una más que indescifrable misión.
Krasznahorkai reparte los capítulos en largos párrafos, sin puntos, en monólogo insistente y sólido, una narración de lectura apasionada e intensa, a veces dura, pero que consigue un ritmo ágil y una cadencia hipnótica. Algo a mitad de camino entre Thomas Bernhard y Javier Marías, pero con un espíritu kafkiano y desolador, delirante y oscuro.
Los grandes escritores nos hacen empatizar con sus criaturas. Sin duda, en este libro, casi una sola frase que viaja por el tiempo y por la demencia, acompañamos a Korin a través de su itinerario de locura y por momentos llegamos a justificar sus injustificables acciones, sus delirantes pensamientos, su absurda, suicida y estrafalaria misión. La obsesión cuanto más descabellada e inopinada es, más sentido parece cobrar en la mente del maniático que la sufre. Y quizá, la literatura, vista como obsesión funciona de un modo análogo: cuanto más descabellado y extraño nos parece un libro más sentido le encontramos. Esto le ocurre a Korin, esto ocurrirá al lector de Guerra y guerra.

Este es un libro intenso, abigarrado y arrebatador. Un viaje por los submundo de su personaje y un descenso a los abisales páramos del alma humana. Korin es un ser lúgubre y fantasmal pero con rasgos humanos, un espíritu que aún camina entre los vivos pero que ha decidido que su vida ya no tiene sentido. ¿Está loco o ha descubierto una verdad? Es posible que la diferencia no exista. Porque todo loco halla su verdad. Y la literatura es esa locura que nos hace sentir que nuestras verdades y nuestras demencias tienen sentido. 

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